Qué bien huele mi gato. Como una manada de madreselvas erráticas, lo juro por las manzanas que siguen creciendo hasta dar el salto.
Una lumbre en invierno no tiene esa fragancia de horizonte en luces verticales, de triángulo sin vértice, de una ciruela morada.
El aroma de mi gato es el de un ángel cantando que mi gato huele a seda y a corinto y al vuelo de una cometa milenaria.
El primer fumador europeo fue acusado de asociación con Satanás, cuando vieron salir humo de su boca. Fumo en solidaridad con él.