[Yoni]
Fuente de la imagen:
BBCA fines de enero el recién nombrado Secretario de Estado estadounidense le dio una entrevista a la periodista y comentarista Megyn Kelly en su podcast The Megyn Kelly Show que dice mucho de las intenciones que tiene Donald Trump y su administración de cómo llevar adelante la política exterior de EEUU. Ésta es:
Videos realizados y subidos por Megyn Kelly. También los puedes ver acá.
Su transcripción se encuentra en la web del Departamento de Estado.
Varias cosas dijo, una de las más importantes es cuando le preguntan sobre el America First:
Bueno, así es como siempre ha funcionado el mundo. Los chinos harán lo que sea mejor para los intereses de China, los rusos harán lo que sea mejor para los intereses de Rusia, los chilenos harán lo que sea mejor para los intereses de Chile y Estados Unidos debe hacer lo que sea mejor para los intereses de Estados Unidos. Allí donde nuestros intereses coinciden, ahí es donde hay alianzas y asociaciones; allí donde no coinciden, ahí es donde el trabajo de la diplomacia es prevenir el conflicto y al mismo tiempo promover nuestros intereses nacionales y entender que ellos van a promover los suyos. Y eso se ha perdido.
Y creo que eso se perdió al final de la Guerra Fría, porque éramos la única potencia del mundo, así que asumimos esta responsabilidad de convertirnos en una especie de gobierno global en muchos casos, tratando de resolver todos los problemas. Y están sucediendo cosas terribles en el mundo. Las hay. Y luego están las cosas terribles que afectan directamente a nuestro interés nacional, y tenemos que volver a priorizarlas. Así que no es normal que el mundo simplemente tenga una potencia unipolar. Eso no… fue una anomalía. Fue un producto del final de la Guerra Fría, pero con el tiempo se iba a volver a un punto en el que se tendría un mundo multipolar, con múltiples grandes potencias en diferentes partes del planeta. Nos enfrentamos a eso ahora con China y, en cierta medida, con Rusia, y luego hay estados rebeldes como Irán y Corea del Norte con los que hay que lidiar.
Ahora más que nunca debemos recordar que la política exterior debe tener siempre como objetivo promover el interés nacional de Estados Unidos y, en la medida de lo posible, evitar la guerra y los conflictos armados, que hemos visto dos veces en el último siglo que han resultado muy costosos. Este año se celebra el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Creo que, si se observa la escala y el alcance de la destrucción y la pérdida de vidas que se produjo, sería mucho peor si tuviéramos un conflicto mundial ahora. Podría acabar con la vida en el planeta. Y parece una hipérbole, pero ahora hay varios países que tienen la capacidad de acabar con la vida en la Tierra. Por eso tenemos que trabajar muy duro para evitar los conflictos armados tanto como sea posible, pero nunca a expensas de nuestro interés nacional. Así que ese es el delicado equilibrio.
Así que creo que si volvemos a ese punto, ahora podemos tener un marco con el que analizar no sólo la diplomacia, sino también la ayuda exterior y con quién nos alinearíamos y el retorno del pragmatismo. Y eso no significa abandonar nuestros principios. No soy un fanático ni un partidario entusiasta de algún horrible violador de los derechos humanos en algún lugar del mundo. Del mismo modo, la diplomacia siempre nos ha exigido, y la política exterior siempre nos ha exigido, que trabajemos en pos del interés nacional, a veces en cooperación con personas a las que no invitaríamos a cenar o personas que no necesariamente querríamos que nos dirigieran. Así que eso es un equilibrio, pero es el tipo de equilibrio pragmático y maduro que debemos tener en política exterior.
Quizás un poco paja, pues lo del interés nacional es un concepto muy vago y cada élite nacional lo entiende a su conveniencia. A veces le conviene también a la gente a las que gobierna, sí, pero no es un requisito. Para Putin es de interés nacional tener a sus vecinos sojuzgados a él para que le sirvan a Rusia como un escudo contra una hipotética invasión de la OTAN. Para Trump, el reducir el déficit comercial de EEUU a toda costa así sea degradando el dominio del dólar estadounidense.
Lo importante de la entrevista a Rubio es el párrafo resaltado donde, como pocas veces ha hecho un Secretario de Estado estadounidense, no se refiere a Occidente entendida como la alianza de EEUU y los países europeos como los garantes de la paz sino sólo a EEUU como el dueño del circo. Algo que siempre fue evidente después de la caída de la mayoría de los socialismos reales, pero que las administraciones estadounidenses solían tratar de matizar con la narrativa del multilateralismo basado en el Fin de la Historia fukuyamiano. Pues bien, acaso esta narrativa haya llegado a su fin cuando implícitamente acepta que van a tener que compartir el mundo, por lo menos con Rusia y China.
Compartirlo… o repartirlo. La forma cómo está llevando Trump la negociación con Putin para poner fin a su guerra con Ucrania, menospreciando a los líderes ucranianos y europeos, parece apuntar a lo segundo. ¿El Nuevo Orden Mundial será que las mayores potencias del Norte Global reediten la Conferencia de Berlín de 1884 pero ahora no sólo limitándose a África? No sé, pero si Putin consiguiera si no todas sí la mayoría de sus exigencias, yo lo vería como el primer capítulo de una nueva dinámica en esa dirección. Queda ver cómo incluirían a China en la ecuación, siendo como es la obsesión de Trump, su verdadero enemigo a vencer.
No puedo alegrarme de que EEUU pierda poder, porque es obvio qué rebanadas le tocarían de la torta: toda América Latina. Algunos cínicos o interesados pueden decir que no cambia nada, pero no es así, sí que cambia.
ESTADO DE RELACIÓN: ES COMPLICADO
Recapitulo. Cuando EEUU recién se estaba haciendo un lugar como potencia su presidente (de 1817 a 1825) James Monroe lanzó su proclama «America for the americans«. Con una consigna así de ambigua, pues los EEUU denominan America sólo a su país y The Americas a todo el continente, ¿significa que sólo se refiere a que no aceptarían injerencias extranjeras en su territorio? ¿Que Europa u otra potencia no debían tener colonias en el continente? ¿Que el continente es el territorio y Destino Manifiesto de EEUU? La Doctrina Monroe, aislacionista, se vendía como lo segundo, apoyando a las nacientes naciones hispanoamericanas, pero siempre quedó la sospecha por lo tercero, expresada por toda una serie de intervenciones de los estadounidenses.
Estas tuvieron etapas. La primera fue para expandirse hasta el Pacífico a costa de México. Asegurarse las rutas comerciales del Caribe y el libre y seguro tránsito del recientemente construido Canal de Panamá, por el cual mutilaron a Colombia, habría sido la segunda. Y ya después de la Segunda Guerra Mundial combatir la expansión del comunismo en el hemisferio, por lo cual nos llenamos de hijos de puta funcionales que nos prevenían de caer con otros hijos de puta que se temían que podrían ser aún peores. Esa fe la tercera.
Pero cuando la URSS cayó y con ella el comunismo como opción política real, reducida más o menos sin revisar a su mínima expresión en ciertos países aislados, y en el resto reformuladas sus políticas económicas hasta parecerse más al capitalismo de lo que podían reconocer, al mismo tiempo las élites estadounidenses les retiraron su apoyo a los mismos dictadores latinoamericanos que encumbraron. Ya no los necesitaban, ahora les convenía más la democracia, o por menos eso decían. Incluso cuando esa democracia permitía llegar al poder a una izquierda reciclada no lo vieron como la amenaza existencial de antaño. Quizás les incomodaran ciertas narrativas injuriosas y expropiaciones, pero sentían la disidencia controlada. Sabían que les podían hacer ofertas que no podían rechazar, y siempre estaba la opción del péndulo electoral. Cuba seguía allí y ya se habían acostumbrado, más fácil era simplemente esperar hasta que el régimen se secara en el árbol. No había posibilidad de otra Cuba.
En esta nueva etapa, ni la autocracia chavista era preocupación real, por más discursos antiimperialistas y socialistas que hiciera el Comandante. Seguían comprándoles petróleo y a lo mucho abrieron procesos a algunos dirigentes cuando les encontraron relación con el gran tema que sí le preocupa a EEUU con respecto a Latinoamérica: el tráfico de drogas. Mientras mantuvieran mínimas formas de la democracia liberal, les dejarían pasar como dejaron pasar a Alberto Fujimori en Perú. Como dije más arriba, la élite de EEUU se había comprometido con la democracia, al menos de palabra.
Sólo después de que esas mínimas formas democráticas fueron abandonadas por el sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, la diplomacia estadounidense dio un giro completo. Podían aceptar algo de opresión estatal, triquiñuelas electorales diversas, pero por sus compromisos tenían límites y el chavismo los había cruzado. Por ello implementaron las primeras sanciones que realmente afectaban la vida del país.
Sin embargo debemos de recordar que todo era por atender a su narrativa de país garante de la democracia y el estado de derecho, el orden occidental de la época post Guerra Fría. Cualquier solución tenía que compartir la misma narrativa. Al menos eso era hasta que Donald Trump ganó las elecciones el año pasado de manera aplastante obteniendo el control de las dos cámaras legislativas, algo que no pudo en su primer mandato.
Donald Trump ya no le interesa guardar las formas, quiere jalar agua para su molino sin importarle apoyar a autócratas y enfrentarse a las democracias aliadas de Occidente. Está dispuesto a chantajear con el acceso a su mercado, es proteccionista, su norte es lo que él considera el interés nacional de EEUU, y ahora su interés es salirse de la guerra en Ucrania para concentrarse en el Indopacífico y China. Si lo logra, dejando a Zelensky sin apoyo, ¿qué hará después? No podemos estar seguros, la Era Trump es la incertidumbre más absoluta.
Viendo que la mayor parte de Latinoamérica tiene como su principal socio comercial a China, ¿no podría intentar lo que hicieron sus antecesores en la Guerra Fría, pero ya no apoyar dictaduras militares sino autocracias afines que rompan sus acuerdos con los chinos? Para él todo son negocios, la democracia no tiene flujo de caja.
Estamos en una disyuntiva. No podemos hacer como si EEUU no existiera. Como fuente de inversiones y destino de exportaciones siempre debemos de tomarlos en cuenta en nuestras políticas exteriores, aún más si ya no busca guardar ni las formas que le impedían imponerse, sobretodo en Norteamérica, Centroamérica y el Caribe. Quizás Sudamérica quede un poco al margen, siendo que después de todo estamos un poco apartados de la siempre vital ruta marítima de los EEUU que atraviesa Panamá, como en la segunda etapa de su relación con Latinoamérica, pero seguro no es. También puede que volvamos a lo que tuvimos en la Guerra Fría, la tercera etapa. Todo depende de cuál acabe siendo la relación que construya con China y si terminan repartiéndose el mundo cuando Trump logre hacer del suyo el nuevo consenso político estadounidense.
La Yapa:
https://lawebnobasta.eltakana.net/2025/03/un-nuevo-orden-mundial.html