Pues claro que hay gente que menciona la aportación de Errejón a la política para quitarle valor a las denuncias de agresión sexual. Si todavía hay gente que menciona la aportación de Stallman al software para quitarle valor a su variado repertorio de comportamientos nocivos. Y Roman Polanski hace muy buenas películas y Assange desafió a los poderosos publicando sus secretos. Y así todo.
Y no, no creo que esa resistencia de algunos a admitir que alguien no era el ídolo que pensaban no sea tanto el patriarcado y hombres protegiéndose entre ellos para conservar sus privilegios y todo eso, sino más bien que es difícil ecumbrar a alguien a la categoría de ídolo y después tener que descubrir que el ídolo tiene los pies de barro.
¿La solución? No crear ídolos.
Aunque sí que es probable que esa resistencia a dejar caer el ídolo se produzca más con hombres y a la mujer que comete un error se la deja caer más fácilmente, pero ese ya es otro tema.