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Pero eso no era lo peor. Faltaban baños. Había muy pocos, por lo que muchos nobles cagaban y meaban tras las cortinas, en escaleras de servicio, escondidos de la vista de otros muchos nobles. Nadie decía nada, porque no había que levantar la voz ni criticar de frente. Todo el mundo lo hacía y aquello olía fatal todo el rato.

Volviendo al tema original, como véis, el mercantilismo es una evolución “lógica” del feudalismo. Pero, como supondréis, todo cambio tiene consecuencias. Veamos cuales.

Hemos dicho que tenemos un estado absolutista, el rey les ha quitado el poder a los aristócratas. Hasta ahora el poder del rey no llegaba hasta el campesino, ahora sí. ¿Y qué hace cualquier megalómano cuando adquiere mucho poder? Intentar controlarlo todo.

La nación (en esta época se empieza a hablar de naciones) interviene directamente en la economía. Regula la moneda, se unifican mercados, se intenta producir todo internamente, se quitan aranceles internos (los famosos diezmos), se imponen aranceles a productos extranjeros…

Edit: había escrito "estado" en vez de "nación"

Tenemos casa de la moneda (normalmente en la capital), tenemos intentos de mejorar exportación mientras evitamos en lo posible la importación, tenemos empresa privada que no pertenece a la nobleza (aparece la burguesía)… Y tenemos las primeras naciones.

Y aquí tengo que parar un segundo, porque hasta ahora he hablado del campesinado. Pero estamos en el S.XVI y ya empezamos a tener ciudades más grandes. Ciudades con calles llenas de gremios. Bordadores, cuchilleros, latoneros… Muchas ciudades de España tienen una «parte vieja» o «casco histórico» con estos nombres de calles. Estamos en la época en la que este tipo de oficios empezaron a ser más importantes.

Eso tiene, como siempre, implicaciones. En el feudalismo no era necesario trabajar tantas horas, con que hubiera un pequeño excedente de ciertos artículos era suficiente. Ahora no, hace falta exportar para ganar dinero. Vendemos espadas toledanas, abrigos de lana de oveja merina, etc. a toda Europa. Cuanto más se fabrique, mejor, más dinero para el rey. Y en el campo igual, que la población crece y necesitamos mucha comida para abastecer las guerras del rey.

¿Qué significa eso? Que las vidas del campesinado, del plebeyo, del oficial, empeoran. Trabajan más horas por el mismo dinero. Pero claro, si trabajas más, ganas más, que esto es empresa privada y se trabaja a destajo.

Entramos por fin en una de las primeras contradicciones capitalistas. Se produce más para ganar más dinero (tanto empresario como trabajador), pero fabricar más hace que haya excedente de este producto y los precios bajen.

Para solucionar esta contradicción hay dos opciones: si el empresario quiere seguir ganando mucho dinero no puede fabricar menos, porque la competencia ganará ese dinero. La única solución es disminuir el coste. Es decir, que el trabajador gane menos, que trabaje más horas, con equipo más barato, etc.

Ahora llegamos al S.XVII. De hecho, vayamos directamente a finales del S.XVII. Os he hablado varias veces de la Royal Society, del principio de la ciencia y tal.

Tenemos un montón de nuevas herramientas para las cosas más increíbles. Se necesita mucha gente construyendo porque no paran de inventar cosas aprovechando los nuevos conocimientos científicos. La bomba de vacío, el piano, los pararayos, la máquina para sembrar, el termómetro de mercurio, el motor de vapor… ¡Oh, el motor de vapor!

Sí señores, entramos en plena revolución industrial. De repente, somos capaces de mover cosas calentando agua. Podemos sacar agua de minas que se suponían agotadas, moler harina, etc.

Cada invento de estos necesita un montón de gente trabajando, por lo que empiezan a subirse los sueldos de las ciudades. La plebe abandona el campo en busca de un futuro mejor. Una vida que el propio mercantilismo les está fastidiando. Pero en la ciudad es duro vivir. Se trabajan muchas horas, cuantas más mejor. Y, como es algo temporal hasta que ganemos dinero, mejor vivamos realquilados en una habitación.

Oh, esto se alarga, empecemos a tener hijos, que podrán trabajar con ocho años y traer dinero a casa. Más hijos, que trabajen más para que podamos ganar más dinero.

Oh, cuanta más gente hay en la ciudad, menos gana cada obrero porque el director de la fábrica tiene gente de sobrar para contratar.

Y con esto llegamos a finales del S.XVIII, Adam Smith, el liberalismo, el inicio de lo que hoy conocemos como capitalismo y un montón de cosas más que seguiré contando otro día. Me voy a mi casa.

Besitos.

¿Donde estábamos? Ah, sí, finales del S.XVIII. Hablemos del Laissez Faire.

Copio y pego de la wikipedia: «Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même», en español: «Dejen hacer y dejen pasar, el mundo va solo». Esta frase es atribuída a los fisiócratas, una teoría económica muy en auge en la época pero que fue rápidamente sustituída por el liberalismo.

Estamos a finales del mercantilismo. Las viejas estructuras aristocráticas y la monarquía absoluta suponen un gran lastre para el auge de la economía. ¿Solución? Liberalizar. Dejar que la economía sea libre y no se le pongan impedimentos.

Esto, que hoy en día a muchos nos suena a trabajo esclavo, tuvo en aquel momento muchas ventajas y fue algo realmente innovador. Se promovió el libre mercado, sin intervención del estado (os recuerdo que en el mercantilismo el estado lo quiere controlar todo y cobrar impuestos por todo), libre manufactura (se termina eso de la «calle cuchilleros» que comentábamos el otro día), impuestos casi nulos, etc.

¿Resultado? La economía empieza a crecer muchísimo. Las empresas crecen muchísimo. Las ciudades crecen muchísimo.

¿Otras consecuencias? Las jornadas laborales crecen muchísimo, los sueldos bajan muchísimo, los accidentes laborales crecen muchísimo.

Y aquí aparece Adam Smith. Catedrático de lógica y de filosofía moral por la universidad de Glasgow. Un hombre hecho a sí mismo (su padre era oficial de aduanas, con el dinero justo para que su único hijo pudiera estudiar) y muy estudioso. De verdad, no como los que vienen después, que «heredó un banco enano, no me jodas».

Adam Smith se codea con la gran burguesía de Glasgow y con aristócratas venidos a menos (para entender esto habría que explicar lo que le pasó a la aristocracia escocesa tras el acta de unión de 1707 y la posterior revolución industrial inglesa, que fue pionera en el mundo). Pero no es ni muy rico ni de alta cuna, por lo que debe demostrar que «merece estar ahí» ¿Como lo demuestra? Siendo el más estudioso, siendo el más inteligente y culto.

Esto último es opinión propia, que conste.

Una vez que consigue la cátedra, escribe el primer estudio económico y sistemático del capitalismo. Sí, utiliza algo así como el método científico para escribir «la riqueza de las naciones».

Lo primero (y en mi opinión, más interesante) que hace Adam Smith en «La riqueza de las naciones» es explicar «qué es la riqueza» desde un punto de vista filosófico. Tengamos en cuenta que la llamada «ciencia económica» no existe y que Adam Smith es catedrático en filosofía.

No os aburriré con todo lo que se cuenta en «La riqueza de las naciones». Si a alguien le interesa que se lo lea, que sorprenderá a más de uno. Sí os diré que Karl Marx no reniega de Adam Smith, para nada. De hecho, se apoya en algunas cosas de Adam Smith.

Os dejo un par de apuntes de Adam Smith:
«Por lo general, el trabajador de la manufactura añade, al valor de los materiales sobre los que trabaja, el de su propio mantenimiento y el beneficio de su patrono». Según Adam Smith, el patrón no produce valor, lo produce el obrero.

«Los salarios corrientes del trabajo dependen del contrato establecido entre dos partes cuyos intereses no son, en modo alguno, idénticos. Los trabajadores desean obtener lo máximo posible, los patronos dar lo mínimo. Los primeros se unen para elevarlos, los segundos para rebajarlos.» Estamos hablando de lucha de clases, sí.

Pero hay que tener en cuenta que Adam Smith no puede enfadar a sus amigos burgueses, a los dueños de las fábricas y demás. Siempre he pensado que por eso no dice lo que piensa abiertamente, sino que le da una forma para que la burguesía (siendo además los potenciales compradores de su libro) lo considere correcto.

Una cosa en la que Adam Smith es muy rompedor es en proponer educación pública para la clase trabajadora. Según él, si no se desarrolla la inteligencia y la imaginación del individuo, este perderá la habilidad de ejercer sus habilidades y terminará alienado. No, el término “alienado” no es originariamente marxista. Viene de Rousseau y su contrato social.

Pero la parte más influyente de «la riqueza de las naciones» de Adam Smith, por lo que hoy en día es famoso, es la «mano invisible». Adam Smith critica al mercantilismo como teoría económica.

Os dejo la única referencia a la «mano invisible» de Adam Smith.

Lo que quiere decir es que lo que decían en el Laissez Faire era correcto. Que el humano es bueno por naturaleza y que sus interacciones naturales y no limitadas (vía impuestos o leyes) llevan a ayudar a los demás aunque no se obtenga beneficio de ello. Aplicada esta teoría, la mayor libertad individual hace que todo el mundo se ayude más entre sí y que todo funcione mejor.

Como véis, la mano invisible también ha perdido su sentido original.

También quiero comentar que a Adam Smith le preocupa la acumulación de riqueza en pocas manos. Pero este sentimiento va cambiando con el tiempo y termina explicando que es algo positivo para la economía.

Las ideas de Adam Smith triunfan, los impuestos empiezan a bajar, la economía crece a pasos agigantados, las empresas crecen, se compran unas a otras… ¿Por el liberalismo? Es posible, tened en cuenta que la alternativa es el mercantilismo y pedir permiso para cualquier cosa.

También es verdad, que no se nos olvide, que estamos en plena revolución industrial. Donde antes trabajaban 100 personas con picos y palas, ahora trabaja una máquina y es mucho más eficaz. Donde antes se transportaba en carros de caballos, ahora en tren.

Qué duda cabe que eso hace que la economía crezca muchísimo. Que los costes disminuyan una barbaridad.

¿Y el obrero? Con hambre, trabajando a cambio de un techo, comida y ropa. Familias enteras hacinadas en una habitación, procreando cuanto más mejor para que los niños empiecen a trabajar en cuanto se pueda (5-6 años). Lo que haga falta para vivir mejor.

Durante todo el S.XVIII hay intentos de levantamiento, pero a finales de dicho siglo empieza la verdadera revolución. De hecho, 1789, París…

La revolución francesa hace que empiece el fin del feudalismo en casi toda Europa. Sí, he dicho que el mercantilismo empezó en el S.XVII, pero no toda Europa iba al mismo ritmo. Os recuerdo que en España estamos entre Carlos III y Carlos IV. Reyes absolutistas más cercanos al feudalismo que al capitalismo. Unos carcas de cuidado, vaya.

Y qué decir de Rusia, que tiene a Catalina la Grande conquistando crimea, parte de Polonia, etc. Absolutamente feudal.

Sigamos, que me desvío. La aristocracia pierde poder, la burguesía asciende y algunos burgueses tienen tanto poder como para intervenir en el estado. Por primera vez cambian las tornas. No es el estado el que interviene en la empresa, sino al revés.

Por fin aparece lo que posteriormente es considerado como “clase capitalista”. La gran burguesía. ¿Y qué hace? Lo que antes hizo el rey absolutista, intentar controlarlo todo. Compra competencia, paga sobornos a la policía/políticos, compra prensa… Todo para maximizar beneficios y no tener problemas.

Pero en un mundo tan cambiante como la revolución industrial, es difícil controlarlo todo. Hay imprentas clandestinas que imprimen periódicos clandestinos. Hay imprentas que pertenecen al capital que imprimen panfletos clandestinos por las noches. Hay policías que cobran del capitalista de turno y luego avisan a los sindicalistas. Es todo un descontrol.

Sí, el sindicalismo (ilegal, por supuesto) surge en el S.XIX. ¿Y qué más ocurre en el S.XIX? La segunda revolución industrial. Tenemos electricidad, sabemos quemar petroleo, tenemos radio, telégrafo, transportamos gas para luego quemarlo… Y venga nuevas empresas, nuevos trabajadores y más necesidad de mano de obra.

Una cosa muy curiosa que trae la segunda revolución industrial es que se abarata aún más el transporte. De hecho, el transporte transatlántico empieza a ser real gracias a los nuevos motores. También tenemos trenes de larga distancia.

Os dejo el hilo del transiberiano, uno de los primeros que escribí, aunque realmente tiene poco que ver: mastodon.social/@Leviatar/1010

Como véis, mucha más riqueza, mejores infraestructuras, etc. Todo para mejorar el flujo del capital. La ciudad se adapta al capital, haciendo calles más anchas que permitan meter vehículos hasta las fábricas. Vías de tren hasta el centro de la ciudad. Se construye hacia arriba para que más personas quepan en menos espacio.

🅻🅴🆅🅸🅰🆃🅰🆁

¿Todo son ventajas? No, por supuesto, pero hay un interés económico en ello y por eso se hace. Es el orden natural lo que lo impulsa. Del feudalismo al mercantilismo hay una evolución natural, del mercantilismo al capitalismo decimonónico hay una evolución natural. Lo natural es que el rico y poderoso quiera seguir siendo más rico y poderoso. Por eso invierte.

Puede ser directamente porque el capitalista dueño de una empresa de construcción gana dinero cuando se construyen casas y se venden.

Puede ser indirectamente. El gran capitalista paga dinero de su bolsillo para que las vías del tren lleguen hasta la puerta de su fábrica. Eso le ahorra costes a largo plazo.

El ejército (no he comentado que Adam Smith era partidario de que el ejército fuera de titularidad pública, el muy pícaro) no duda en atacar los barrios obreros cuando estos montan una huelga demasiado potente. ¿Que por qué? Porque los capitalistas pagan mucho dinero a los dirigentes. Haya democracia o no.

Ah, sí, la democracia. La democracia moderna se empieza a generalizar a partir de la revolución francesa (no en todas partes ni al mismo tiempo). Mucha gente considera que la democracia se la debemos al capitalismo, pero no es así. Son dos movimientos contemporaneos y relacionados, pero no dependen el uno del otro.

La democracia se crea porque los aristócratas quieren mantener su poder, pero los burgueses son cada vez más poderosos y quieren su parte representativa. Una vez estalla la revolución francesa, los obreros también piden su cuota de poder y la burguesía no puede impedirlo porque no tienen suficiente fuerza.

En el S.XIX se crean los primeros partidos políticos “modernos” en UK.

Al principio la aristocracia se presenta por lo que ahora llamaríamos “partidos de derechas” mientras la burguesía se presenta por los “partidos de izquierda”. Pero la cosa va cambiando. Al final todo depende de cuanto poder tengas. Si tienes mucho poder y quieres conservarlo, te vuelves conservador. Si tienes poco poder y quieres tenerlo, te vuelves progresista.

Pero para que haya capitalismo no hace falta que haya democracia. De hecho, cuando la burguesía ya ha alcanzado el poder, se empeña mucho en conseguir acabar con la democracia. La clase capitalista es el principal apoyo a los reyes europeos. A los grandes capitalistas les interesa que haya un rey que tenga mucha capacidad de mando, pero que tenga poco capital. De esta forma, dicho rey tendrá que ordenar lo que quieran dichos capitalistas.

Y con esto lo dejo por hoy. Mañana hablamos de críticas al capitalismo y, si me da tiempo, Marx, Lenin, etc.

Espero poder terminar con el liberalismo moderno y una explicación más o menos completa de qué significa capitalismo hoy en día.

Besos.

Os dais cuenta de que estoy comentando todo el rato que las ciudades crecen, las fábricas son cada vez más grandes, cada vez más gente, etc. Pero eso merece una serie de consideraciones.

La primera, el campo. El agricultor trabaja cada vez más porque el terrateniente vende más para alimentar a más obreros que están en la ciudad. Este terrateniente es habitualmente un aristócrata que no se metió a tiempo en la industria y ahora ve que su influencia ha caído muchísimo. Como supondréis, el hecho de que haya pocos agricultores y mucho que cultivar no es su problema.

El agricultor trabaja de sol a sol, de lunes a domingo, los 365 días del año por una miseria. El agricultor manda a sus hijos a la ciudad porque allí hay oportunidades de progresar.

Es decir, eso de “La España vaciada” empezó en esta época. Es una consecuencia directa del capitalismo.

Por otro lado, estamos en el paraíso liberal. Nuevas formas de trabajar deberían requerir nueva legislación, pero en muchos casos no es así. Todo ese rollo de seguridad laboral no existe. Manos amputadas por máquinas, espaldas con lesiones crónicas por levantar demasiado peso, esquirlas de metal en el ojo… Todo ese tipo de cosas están a la orden del día. Y si no trabajas no cobras, que no existen las bajas laborales, la prestación por desempleo ni nada de eso.

Si hay suerte tienes un jefe con algo de humanidad y te ayuda, pero si el dueño de tu empresa no piensa en los trabajadores (que eran la mayoría), te toca vivir de la beneficencia, de pedir en la calle o lo que sea.

Por supuesto, la ecología no existe. Miles de empresas quemando carbón y petroleo como si fuera gratis. Supongo que todos sabréis que la famosa niebla de Londres era por la contaminación y las chimeneas. ¿Amianto? Sin problema. ¿Mercurio? Lo que quieras.

Eso provoca un montón de enfermedades a los trabajadores, claro.

Todo esto supone un combustible preparado para un incendio. Pero para que haya incendio necesitamos combustible, comburente y chispa. El combustible es el estado de la clase obrera, el comburente es la lucha obrera que está funcionando. ¿Y la chispa? Diréis. La chispa se llama «El manifiesto comunista».

Este es el principio del manifiesto: «Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han unido en una Santa Alianza para acorralar a
ese fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales de Francia y los polizontes de
Alemania. ¿Qué oposición no ha sido acusada de comunismo por sus adversarios en el Poder?»

Marx y Engels escriben un texto que pretende ser una arenga a los obreros. Lo que no saben es que se va a convertir en algo histórico. Un manifiesto que cambia el mundo.

Los partidos comunistas, espartaquistas, socialistas y demás empiezan a crecer. La mayoría ilegales, pero da igual. La policía los reprime, pero da igual. La policía encarcela a los cabecillas de cualquier revuelta, pero da igual. La policía asesina a cualquiera que asome la cabeza para exigir derechos, pero da igual.

El final del S.XIX y el principio del S.XX es una época de organización sindical, de lucha obrera como no ha habido otra. El manifiesto comunista es ilegal en todos lados, es ilegal publicarlo, es ilegal imprimirlo, es ilegal llevarlo encima. Da igual, en cualquier manifestación aparecen varios tomos del manifiesto comunista.

Pero este hilo no es para hablar del manifiesto comunista. Simplemente lo comento para que tengamos claro que desde que existe el capitalismo “moderno” (digamos posterior a Adam Smith) existe la lucha de clases y existen las revueltas para acabar con el capitalismo. El Manifiesto Comunista es una obra que unifica la lucha obrera en Europa y que se exporta rápidamente al resto del mundo.

Aún así, hemos llegado a Marx y Engels. Del primero sí que voy a hablar, porque escribe El Capital. Dicha obra entra a fondo en el funcionamiento del capitalismo, lo entiende y busca sus debilidades. Explica los puntos débiles del capitalismo, como y por qué vienen las crisis. Y acierta. Acierta mucho más que cualquier obra escrita por capitalistas.

Para el marxismo el capitalismo no es más que un modo de producción. Una forma, que no la única, de que la sociedad provea de los bienes y servicios necesarios.

El marxismo explica las razones por las que siempre se tiende al monopolio y por qué es malo para la sociedad. Explica las famosas crisis cíclicas. Explica los problemas de la hiperespecialización del obrero. Explica… Explica miles de cosas.

En el primer tomo, Marx explica que el uso que se hace de las mercancias obliga a que haya una moneda y que dicha moneda tiene que jugar un papel muy específico.

Os dejo parte del prólogo, copiado de la Wikipedia: «Y la finalidad última de esta obra es, en efecto, descubrir la ley económica que preside el movimiento de la sociedad moderna»